La política iniciada por la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos en 1995, en el marco del proceso de moralización y modernización que impulsa el Gobierno, estuvo orientada, primeramente, a la búsqueda de la excelencia profesional del personal. En atención a ello, se emprendió una decidida acción de profilaxis moral que se inició en Lima y que continuó en provincias, ejecutándose un riguroso programa de evaluación y selección de todos los servidores. Una segunda acción prioritaria estuvo dirigida a lograr una óptima atención del usuario de los servicios registrales. Todas las oficinas registrales del país, están obligadas a brindar un buen producto, un producto que sea respetado y respetable. Todos y cada uno de los servidores de las oficinas registrales se deben al usuario, que exige que se trabaje con eficiencia, con oportunidad, ofreciendo un servicio de calidad. En tal sentido, a partir del segundo semestre de 1995, como resultado de la reorganización y reestructuración institucional de las Oficinas Registrales a nivel nacional, se ha conseguido que los trámites registrales se desarrollen con eficiencia y de manera expeditiva.

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